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HOMENAGENS (DOSSIÊ)
La Última Estadía en México de Ruy Mauro Marini: Maestro, Colega y Amigo
Lucio Oliver*
Por qué y para qué de la llegada de Ruy Mauro a México en 1992
México recibió un amplio contingente de exiliados latinoamericanos en el perío-
do de las dictaduras militares del siglo XX, en especial desde 1964 hasta 1984. De
manera particular fueron varios los intelectuales brasileños destacados que llegaron
al país en ese período. Ruy Mauro Marini llegó la primera vez en 1965. Estuvo pos-
teriormente en Chile a partir de nales de 1969 y en 1975 volvió a México a donde
permaneció hasta 1984. A Brasil regresó cuando el movimiento de vuelta al Estado
civil democrático republicano se estaba abriendo paso. Volver a su país no fue algo
distintivo de Ruy, quien mantuvo el vínculo continuo con México; con el tiempo y
los cambios de situación en sus países buena parte de los exiliados retornaron y se
involucraron de nuevo en las actividades sociales, académicas, políticas y/o en las
luchas sociales en sus países.
En esta memoria me interesa escribir sobre la última temporada de Ruy en Méxi-
co, desde nales de 1992 hasta avanzado 1994, cuando regresó a Rio de Janeiro para
tratarse de una enfermedad que posteriormente lo llevaría a su muerte a mediados de
1997. Mis apreciaciones son obviamente subjetivas, resultan de lo que yo conocí, vi,
escuché y compartí con Ruy y por lo mismo son parciales. Seguramente otros colegas
y amigos de Ruy tendrán una apreciación distinta y de otra amplitud, pues las rela-
ciones de Ruy eran multifacéticas. Pero así son los recuerdos y la memoria, remiten a
distintas miradas y quizá ninguna sea totalmente acertada ni enteramente falsa para
referir a su personalidad y sus actividades.
Fueron dos años de la última estadía de Ruy Mauro en México, de nales de 1992
a 1994, y en ellos dio a conocer una vez más su íntegra personalidad, su capacidad
intelectual, política y organizadora, su compromiso con la investigación crítica, las
luchas populares y la formación de latinoamericanistas. Esos años fui secretario
académico del Centro de Estudios Latinoamericanos bajo su coordinación. En su
estadía raticó capacidad directiva y su amistad plena con sus colegas de la UNAM.
* Professor titular C na Facultad de Ciências Políticas e Sociais da Universidade Nacional Autônoma
do México. Doutor en Sociología - Universidad Nacional Autónoma de México (1992). Pós-Doutor na
Universidade Federal do Ceará /Pós-Graduaçao em Sociologia) (1996-1998)
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Cabe esclarecer qué fue, desde mi percepción, lo que condujo a Marini a México
en esta última ocasión, quizá con la idea de contribuir a resolver un problema y volver
a Brasil o, por el contrario, quedarse a vivir ya en este país, rodeado de sus colegas,
amigos y alumnos. Hay una razón de fondo, que muestra de lleno su compromiso
con el latinoamericanismo crítico, además de su estima por la UNAM.
En 1992 se había consolidado en el país un golpe de Estado técnico por medio
de un fraude de Estado dado a nales de 1988 por la tecnocracia neoliberal en el
poder que impulsaba la concepción de que el derrumbe de la URSS y del bloque
comunista oriental estaban abriendo nuevos horizontes para Europa y para las
sociedades latinoamericanas. Las tesis de Fukuyama del n de la historia estaban
entrando con fuerza en el sentido común de la sociedad mexicana, y se acreditaba que
la democracia liberal, el Estado de competencia y el capitalismo global constituían ya
el único camino para desarrollarse. En México esta idea del n de la historia fue muy
fuerte y la misma acompañaba las tesis de la tecnocracia dirigente de los años de
1990 de que México tenía el camino abierto para desarrollarse bajo una asociación
profunda con los Estados Unidos, para una modernización articulada a las reformas
neoliberales privatizadoras del Estado y para proyectar su economía a la creación de
monopolios competitivos mexicanos a nivel mundial.
En la academia mexicana de la UNAM esas ideas tuvieron bastante eco, lo que no es
de estrañar pues el impacto histórico político y cultural de la reconversión productiva
capitalista y los sucesos de la glasnot y la perestroika conmovieron al mundo. Y una
parte de las élites dirigentes consideraban que ya no había que trabajar en torno de
un pensamiento crítico latinoamericano, sino que en adelante había que estudiar los
problemas de la reconversión, complementariedad y la diferencia con Estados Unidos
y Canadá en la creación de un Tratado de Libre comercio de Norteamérica pues se
trataba de una nueva época mundial que recién se abría en la economía, la política
y la cultura. El director de entonces de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
consideró que esas ideas tenían fundamento y propuso mecanicistamente el n del
Centro de Estudios Latinoamericanos que había congregado a latinoamericanistas
históricos notables como Sergio Bagú, Agustín Cueva, René Zavaleta, Mario Salazar
Valiente, Gregorio Selser y a Ruy Mauro Marini, entre otros. Ahora los profesores
que se dedicaban a la investigación sobre América Latina irían para el Posgrado
en Estudios Latinoamericanos a ejercer la docencia y abrirían nuevas líneas de
investigación relacionadas con la globalización.
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Con unanimidad, el contingente de profesores de tiempo completo y tiempo
parcial agrupados en el Centro de Estudios Latinoamericanos se negó a aceptar la
propuesta mencionada y llevó a cabo una resistencia activa cuestionando las nuevas
ideas prevalecientes y planteando que las transformaciones mundiales y la tendencia
a la reconversión productiva no conllevaban resolver los problemas estructurales e
históricos de América Latina y México debería profundizar su vínculo con América
Latina y el Caribe, por lo que el CELA tenía que continuar su labor teórica y analítica
de siempre bajo la misma orientación de antes.
La contraposición de concepciones llevó a un impasse prolongado de casi un año,
que afectaba la labor académica de la facultad. Al nal de ese transcurso el director
mostró sensibilidad y se propuso encontrar una solución para superar el impasse
que sus decisiones estaban provocando. Y dada la ruptura que se había producido
entre la autoridad de la facultad y los profesores del centro, el director encontró la
solución invitando a dirigir al centro a Ruy Mauro Marini, con quien años antes
había cultivado una amistad durante su estadía en México de 1975 a 1984. Lo invitó
a que viniera de nuevo a México y le prometió darle el apoyo total para reconstruir la
relación mutua entre el Centro y la Facultad.
No conociendo la problemática que había gestado el conicto, Ruy Mauro aceptó
con la condición de primero tener una conversación con los profesores del CELA
para saber de su disposición a aceptarlo. Vino a México y se reunió con nosotros
encontrando una total aceptación hacia su dirección, en el entendido de que se le
conocía y se le respetaba plenamente por su trayectoria académica, institucional y
personal. Así, Ruy aceptó la responsabilidad, propuso un plan de trabajo actualizado
como resultado de sus estudios de sus últimos años (veáse su manuscrito de 1990,
América Latina en la encrucijada, y su texto economía y democracia, de 1993) y
pasó a ser el Coordinador del Centro de Estudios Latinoamericanos en 1992
ante la satisfacción de todos y la plena disposición a reanudar la investigación
latinoamericanista en función de los nuevos tiempos de la transformación acelerada
del capitalismo mundial.
Ruy Mauro demostró su afecto y gran amistad con todos los integrantes
del Centro, con profesores, asistentes, estudiantes de posgrado, estudiantes de
licenciatura y personal administrativo, creando un agradable y creativo ambiente de
investigación y debate colectivo, justo en torno a las contradicciones y conictos de
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la globalización neoliberal en la realidad mundial y latinoamericana. Trabajó como
profesor investigador en la ciudad universitaria de la UNAM, en la Facultad donde
tenía como referente inmediato el haber ganado previamente una plaza de profesor
titular C de tiempo completo, que el Consejo Técnico de la Facultad refrendó, y se
fue a vivir primero en la relativamente lejana Colonia Roma, barrio a donde había
vivido anteriormente, y posteriormente pasó a la Villa Olímpica, ubicada más cerca
de Ciudad Universitaria y a donde lo podían visitar amigos de la UNAM.
La Creatividad teórica y organizativa
Marini fue un magníco dirigente académico intelectual en su calidad de investi-
gador, docente y coordinador del Centro de Estudios Latinoamericanos, actuando
también como director del Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos de
la UNAM y director de la revista Estudios latinoamericanos. Respecto al Centro
cabe recordar que impulsó la creación de tres áreas de investigación y nueve líneas
de trabajo, una relacionada con la economía dependiente bajo la globalización, otra
con el estudio del Estado y la política bajo las reformas del Estado y la lucha entre
fracciones burguesas y la intervención popular, y una tercera sobre la resistencia so-
cial de la cultura, las ideologías y lo nacional popular. En el Programa de Posgrado
realizó una revisión y adecuación de los planes de estudio de Maestría y Doctorado
en Estudios Latinoamericanos para lo cual invirtió tiempo y esfuerzo en sus funda-
mentos y en sus formas operativas, requisitos de ingreso y egreso y características de
las tesis. Respecto a la revista, decidió refundarla en una nueva época para hacerla
más actual y ágil, de manera de adecuarla a las nuevas temáticas teóricas, al estudio
de los procesos en curso y a los debates entre latinoamericanistas.
Inmediatamente después de tomar posesión como coordinador del Centro
echo a andar un seminario interno quincenal de profesores y asistentes del Cen-
tro para canalizar debates y generar una producción editorial de avanzada. Con
ello coordinó dos colecciones: una de textos escogidos del pensamiento histórico
social latinoamericano, de tres volúmenes, y la segunda, una colección de contri-
buciones críticas de y sobre autores y problemáticas latinoamericanas, de cuatro
volúmenes (los orígenes, subdesarrollo y dependencia, la centralidad del marx-
ismo y Cuestiones contemporáneas). La extraordinaria calidad de ese material
publicado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y Edi-
ciones El Caballito, llevó a que se agotaran y está pendiente una republicación.
Resalta la original concepción de Ruy Mauro sobre cómo organizar la exposición
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y análisis de las distintas etapas, corrientes teóricas y problemáticas sobre la real-
idad de América Latina en el siglo pasado, hasta llegar a la época de la mundial-
ización del capital de fines de siglo pasado.
Junto a esas elaboraciones teóricas latinoamericanistas Ruy Mauro siguió la ac-
tividad política y los debates sobre la crisis y el derrotero del socialismo mundial,
continuó sus estudios de la realidad brasileña, sobre la democracia y sus perspectivas
socialistas (Véase Socialismo y democracia, 1993). Siguió de cerca la votación en fa-
vor de la república y en contra de la monarquía como régimen político para Brasil, en
el contexto del Estado de cuarto poder (véase Liberalismo y democracia: la reforma
constitucional en Brasil, 1995), y analizó los debates y teorizaciones en torno al cap-
italismo y el socialismo después de las transformaciones productivas del toyotismo,
la unicación alemana, las reformas del Estado en América Latina, la debacle de la
URSS y la caída del muro de Berlín.
Le interesaba sobre manera lo que sería la crítica de las últimas tendencias del
capitalismo, lo que habría que actualizar acerca de las formas productivas y la situ-
ación de los trabajadores en la realidad contemporánea de la globalización neoliberal.
Y le apasionaba sobremanera pensar las perspectivas de la integración y la democra-
cia latinoamericana, así como lo que él denominaba el futuro del trabajo simbólico de
Brasil y México bajo el capitalismo global, las relaciones Estado y sociedad civil y la
necesidad de una integración política cultural popular que acompañase las iniciativas
de integración económica (Véase Procesos y tendencias de la globalización capitalista,
1994/96, El concepto del trabajo productivo, nota metodológica, 1992, La idea de la
integración en América latina, 1990)
De repente Ruy nos avisó que retornaba a Rio de Janeiro para recibir atención
médica, a sabiendas que el problema del CELA con la Facultad ya estaba resuelto
y encaminado y todo podría marchar ya por sus propios pies. Fue una decisión
tomada por el apremio médico, pero con la tranquilidad de la labor cumplida y
la conciencia de haber hecho una contribución importante al sacar adelante una
solución institucional en su facultad y su querido México, al haber apoyado a sus
colegas y amigos latinoamericanistas. Fue para nosotros un choque su partida, por
lo intempestivo y porque cuando hay un gran reconocimiento y profundo afecto
por una persona siempre es difícil aceptar la separación. Se alejó, pero se quedó su
espíritu y amistad entre nosotros.
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Viajé a Brasil en agosto de 1996 y pasé por Rio de Janeiro de camino a Fortaleza
a donde había sido invitado a realizar un posdoctorado. Le hablé por teléfono, con la
intención de verlo de nuevo y conversar con él dado que tenía cerca de 12 horas para
tomar el siguiente vuelo. Me respondió que no podría porque estaba postrado en
cama con aparatos para sostenerse y mantenerse apenas en su enfermedad. Lo sentí
mucho, le envié abrazos y quedé de apartar unos dias a mi retorno a México para
buscarlo en Rio de Janeiro al cabo de mi estadía en Fortaleza. Estando en esa ciudad
me enteré de su fallecimiento y sentí la tristeza de la pérdida de un gran maestro,
amigo y colega.
La Continuidad y la herencia
Ruy Mauro deja una continuidad en los latinoamericanos que lo estimábamos y que
valoramos su amistad, su obra y su trayectoria. Sabemos del reconocimiento que tiene
su contribución a la teoría de la dependencia y a los análisis teórico-metodológicos del
capitalismo dependiente, del Estado contrainsurgente y de la democracia y la política
en disputa, dinamizados por las fuerzas histórico-políticas y por la sociedad civil de
cada país. Sabemos de su compromiso con la revolución latinoamericana y su determi-
nación de sustentar su posibilidad en la realidad de nuestros países y en el análisis com-
plejo de ésta con la teoría y la lucha social. En ese sentido compartimos la satisfacción
de buscar apropiarnos de su herencia para hacernos más fuertes como átomos activos
dentro de la corriente molecular del pensamiento crítico latinoamericano.