Ruy Mauro Marini y los Estudios Latinoamericanos

Márgara Millán*

Conocí a Ruy Mauro Marini en el contexto del exilio chileno, cuando llegó a México tras el golpe militar que derrocó a Salvador Allende. Yo iniciaba mis estudios de sociología en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. El director era Víctor Flores Olea, y la facultad ocupaba un pequeño lugar, al lado de la Facultad de Economía, con un jardín de jacarandas. La época era convulsa. Recuerdo haber asistido a mis primeras manifestaciones en contra del golpe militar en Chile. Reciente era la memoria del “halconazo” en México, ocurrido en 19711, y la atmósfera del 68 aún flotaba por los salones. Mi primer recuerdo de Ruy es de cuando fue mi profesor de Historia Mundial I y II. Qué privilegio escucharle, con su voz pausada, explicando, a través de la historia, el lugar de América Latina en el desarrollo del capitalismo mundial, las teorías de Sweezy y Baran, el intercambio desigual, y cómo todo ello se anclaba en lo que significó la conquista y la colonia. Su capacidad de presentar tanto la historiografía como la estructura de la expansión capitalista marcó a la generación que lo tuvo como maestro. El concepto de superexplotación se me quedó grabado en la cabeza como elemento que había contribuido a sostener el desarrollo y no como una excepcionalidad, así como la imagen de que el desarrollo del capitalismo en nuestros países se daba bajo la forma del subdesarrollo.


Muy temprano, junto con otras y otros estudiantes, me incorporé como “ayudante de investigación” al Centro de Estudios Latinoamericanos. En esa primera fase del centro, recuerdo la presencia del brillante René Zavaleta, boliviano. Un poco más tarde, se fueron incorporando otros profesores, como Agustín Cueva, ecuatoriano; Pío García y Eduardo Ruíz Contardo, ambos chilenos; Rafael Menjívar, salvadoreño; también estaba Susy Castor, haitiana, compañera de Gerard Pierre Charles, que estaba en el Instituto de Investigaciones Sociales. Y varios más. Fue ahí donde más tarde apareció Ruy.

Era parte de la dinámica de nuestro centro tener seminarios temáticos, así que presenciábamos las distintas posiciones teórico-políticas en un momento donde América Latina vibraba en un contexto de politización y luchas por el socialismo.

De Ruy Mauro, supe pronto de su participación en el Movimiento de Izquierda


* Socióloga y doctora en antropología social, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, adscrita al Centro de Estudios latinoamericanos.

  1. Represión brutal a la manifestación estudiantil del 10 de junio de 1971 en la Ciudad de México por un grupo de choque denominado “los halcones”.

    Revolucionária (MIR) chileno, y recuerdo cómo un grupo de ayudantes lo seguíamos a él y a Juan Carlos “Lito” Marín en comidas y discusiones de sobremesa. El golpe de Estado en Chile abría tantas interrogantes sobre los límites de la soberanía nacional y el papel del imperialismo en nuestras regiones, tal y como sigue siendo hasta el día de hoy. Las discusiones académicas eran también políticas, y muchas de las tensiones y contraposiciones entre los partidos comunista, socialista y de la llamada nueva izquierda se ponían en la mesa de discusión en nuestro centro.

    En sus memorias, Ruy cuenta que, en su primer exilio, tras el golpe militar en Brasil, en 1964, después de pasar un tiempo en Francia, llega a México y se incorpora a trabajar al Centro de Estudios Internacionales, CEI, del Colegio de México. Es significativa la referencia que hace a que México era en ese entonces “un desierto en materia de estudiar Latinoamérica” (MARINI, 2023), y que, además, pudo constatar, al preparar su primer curso sobre Historia de la Diplomacia de América Latina, que los estudios latinoamericanos venían de países desarrollados, Estados Unidos, Inglaterra y Francia, dice, en ese orden. Ruy nos deja ver en la detallada trayectoria intelectual y formativa que nos regala en sus Memorias (MARINI, 2023)2 cómo el periplo de los exilios lo hacen ser un “latinoamericanista”. El horizonte teórico de su obra, sin abandonar las cuestiones específicas de Brasil, Chile y México, tiende desde ese momento a dotarnos de una explicación más integral y estructural de la región en el mundo.

    Este primer exilio en México termina tras el 68, cuando el gobierno le hizo saber que estaba interesado en su salida del país. Ruy Mauro tuvo que renunciar al asilo en México para poder viajar a Chile en el año de 1969. Es a este período, de 1969 a 1974, que Ruy Mauro denomina su segundo exilio. En todo momento él nombra a la serie de amigos y amigas, colegas, que alimentan una discusión vívida sobre Américas Latina, y podemos ver en la publicación de artículos como se va delineando la propuesta de la teoría de la dependencia. Es una época intensa de discusión teórico-política y de militancia.

    Como referí anteriormente, yo misma y un grupo de estudiantes, entre quienes recuerdo a Guillermo Farfán, Adrián Sotelo, Iván Molina, Esthela Gutiérrez, Lucrecia Lozano, Ana Esther Ceceña, y siempre colaborando en distintos proyectos,


  2. La página web Ruy Mauro Marini (MARINI, 2023) se compone de un acervo que “[…] en su inicio, se formó con documentos proporcionados por el autor. Posteriormente se amplió gracias a la contribución de diversas personas, y al trabajo desde su inicio de Claudio Colombani (†1938-2007) y Francisco Pineda. En una u otra actividad cabe mencionar a Vania Bambirra, Patricia Olave Castillo, Jaime Osorio, Dulce María Rebolledo, Sergio Pliego, Carla Ferreira, Mathias Seibel Luce, Arnulfo Arteaga, Iván López Ovalle, Lya Naranjo y Francisco Pineda (†2019)”. Se encuentra bajo la coordinación de Jaime Osorio, Cristóbal Reyes y Erika Martínez López.

    Francisco Pineda, le conocemos en su estancia en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales entre 1974 y 1984. Es conocido que este período es muy productivo en la perspectiva teórica de la teoría de la dependencia, incluida su obra Dialéctica de la Dependencia. Su actividad como profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y otros centros educativos es incesante; forma grupos de investigadores latinoamericanistas e incide en el posicionamiento de la temática de la región a nivel internacional. Quisiera sólo mencionar la relación que Marini establece con Neus Espresate, la directora de la casa editorial ERA, y cómo con ella y un grupo de intelectuales de izquierdas, como Bolívar Echeverría y Carlos Pereyra, entre otros, fundan la revista Cuadernos Políticos.


    Relanzamiento del CELA de la FCPyS3

    Pero Ruy Mauro tendrá una tercera época en México, en la UNAM y concretamente en el Centro de Estudios Latinoamericanos. En nuestro país había transcurrido un importante movimiento popular y democrático lidereado por el Ing. Cuahutemoc Cárdenas. En las selecciones de 1998 se da un fraude que mantiene al PRI en el poder. Con Salinas de Gortari, transitamos plenamente a las políticas de neoliberalización, con retórica nacionalista – el famoso neoliberalismo social del oficialismo. Se multiplican los programas sociales, como Solidaridad y Procede, destinados a desintegrar la fuerza de las comunidades a través de apoyos individualizados que promueven el “emprendureísmo”. A esto se suma el momento global de caída del socialismo real, el espíritu de victoria occidental por sobre la Unión Soviética, que se traducía rápidamente en la renuncia a la transformación social y una especie de izquierda desorientada, que en la crítica al autoritarismo perdía el rumbo. La propia idea de revolución, tan potente en los años 70s, en los 90s parecía alejarse en un clima de conformismo generalizado. Para el gobierno, de cara al primer tratado de libre comercio, era claro que México era América del Norte. Y ello por supuesto tenía efectos en todo lo relativo a los estudios latinoamericanos en las entidades de educación superior de nuestro país, y la UNAM no era una excepción.

    El Centro de Estudios Latinoamericanos, tras ser un espacio de irradiación del pensamiento más crítico y actual sobre América Latina, había perdido hacia esa década a gran parte de sus colaboradores latinoamericanos. La facultad misma se había reorganizado en términos de las disciplinas que se ofrecían, y mucho se hablaba de reubicar a los y las investigadoras que quedábamos en el CELA en las coordinaciones


  3. CELA es el Centro de Estudios Latinoamericanos de la UNAM. FCPyS es la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM

por carrera. El director era por aquel entonces Juan Felipe Leal. Recuerdo que, en su momento, y como condición para que el centro continuase, habló de invitar a alguien con reconocida trayectoria, como Ruy Mauro Marini. A todos, en el CELA, nos pareció el candidato ideal. Gracias a su generosidad y reciprocidad, Ruy aceptó regresar para integrarse de nuevo al CELA, esta vez como su coordinador.

Es en este momento donde convivo más con él. Nos propuso a Lucio Oliver ser su secretario académico, y a mi la secretaria técnica del centro. Marini en ese momento estaba reflexionando de una nueva forma el problema de la democracia, y había cerrado una investigación de campo sobre los cambios constitucionales en Brasil. Pero tenía una semillita puesta a germinar, un aspecto que ya había asomado en textos como “Razón y Sin Razón de la Sociología Marxista” (1983), y “La Sociología Latinoamericana: Origen y Perspectivas” (1994).

Así que recién Ruy Mauro llega a coordinar nuestro centro, plantea que elaboremos un proyecto de investigación en torno al cual revincular el interés sobre América Latina y relanzar al CELA como un epicentro del pensamiento crítico latinoamericano. El eje sería a través de los proyectos de investigación que la UNAM califica y de ser aprobado, financiaría la infraestructura y publicaciones a través de su Dirección General del Personal Académico, DGAPA. Fue así como, en jornadas de intenso trabajo, presentamos el proyecto: La Teoría Social Latinoamericana. Ruy Mauro asume el compromiso de reactivar y posicionar el pensamiento crítico latinoamericano como sabe hacerlo: pensando nuestra realidad de manera integral. Entre 1993 y 1995 llevamos a cabo el seminario interno permanente sobre la teoría social latinoamericana, con reuniones quincenales. Cada ponente debía de entregar su texto para formar parte de las publicaciones del seminario. La periodización del seminario la tenía Marini en su cabeza, era algo por él reflexionado tiempo atrás. Así, recuerdo bien que hicimos el programa del seminario interno dividido en cuatro partes, una por semestre. Los orígenes; Subdesarrollo y dependencia; La centralidad del marxismo; y Cuestiones contemporáneas.

Confluyente con las propuestas de Sergio Bagú, así como de otros estudiosos de la teoría latinoamericana, Marini apuntaba en los orígenes del pensamiento social crítico latinoamericano una amplia producción ensayística necesaria para reconocer las raíces de su desarrollo posterior. Bajo el título de “Las Grandes Hipótesis”, se revisaron autores como Ramiro Guerra, José Carlos Mariátegui, Haya de la Torre. Después, bajo el título de “Estudios Historiográficos”, aparecía un grupo de historiadores “protomarxistas” relacionados a la Revolución Mexicana, Caio Prado Junior, Sergio Bagú y Julio Cesar Jobet. Finalmente, en un tercer apartado, titulado “Las Propuestas Políticas”, estaban Silvio Frondizi, José Revueltas y Pablo González

Casanova. Desde mi punto de vista, este es uno de los tomos más importantes de la propuesta de revisión y auto-reflexión sobre el pensamiento social latinoamericano, que problematiza otras periodizaciones y, sobre todo, pone el acento en la perspectiva crítica y transformativa de la teoría. No me detendré en detallar los siguientes tres tomos. Sus subtítulos indican ya la genealogía que el seminario proponía, terminando con “Cuestiones Contemporáneas”, donde los apartados inician con la crisis de paradigmas, para pasar a la globalización de la economía, democracia y ciudadanía, pasando por la reflexión sobre la cultura, la televisión, para terminar con el apartado: “Hacia una Nueva Teoría Crítica”, donde cierran los ensayos de Hugo Zemelman y Bolívar Echeverría. A los cuatro tomos de La Teoría Social Latinoamericana acompañaba una antología, La Teoría Social Latinoamericana, Textos Escogidos –Tomo I, “De los Orígenes a la Cepal”; Tomo 2, “La Teoría de la Dependencia”; y Tomo 3, “La Centralidad del Marxismo”. La edición es de la UNAM, FCPyS CELA, y la impresión estuvo a cargo de Francisco Pineda. Fue pensada como una antología con fines didácticos, no lucrativos.

Con esto, se abría, desde mi punto de vista, una nueva mirada sobre los estudios latinoamericanistas, una perspectiva amplia y compleja desde la crítica de la economía política, que, me parece, desde entonces se ha ido profundizando. Esa mirada se la debemos, entre otros, al maestro Ruy Mauro Marini.


Referencias


MARINI, Ruy Mauro. 2023. Disponible en: https://marini-escritos.unam.mx/?page_id=348. Acceso: 18 mayo 2023.