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HOMENAGEM
del exilio republicano que habían llegado a México (entre ellos el historiador José
Miranda, el sociólogo José Medina Echavarría y el lósofo José Gaos), con los
estudios de doctorado se beneció del magisterio, entre otros, de sociólogos como
Georges Gurvitch y Georges Friedmann y lósofos como Jean Wahl y Jean Hyppolite,
y tuvo por tutor de su tesis al gran historiador de l’École des Annales, Fernand
Braudel, “el maestro que más me atendió”, según sus propias palabras. De esa etapa
brota también su interés por la obra del comunista sardo Antonio Gramsci, a quien
leyó con asiduidad desde aquella estancia parisina, pues como él mismo lo consigna
“a Gramsci lo conocí porque me regaló sus obras completas, recién publicadas por
Einaudi, Vicente Lombardo Toledano.”(González Casanova,2009, 66). Personaje, este
último, inuyente sindicalista y político del México postrevolucionario y exponente
de un nacionalismo anti-imperialista, y con el que González Casanova tenía un cierto
vínculo pues era tío de quien fuera su primera esposa, Natacha Henríquez Lombardo
(cuyos padres fueron Pedro Henríquez Ureña e Isabel Lombardo Toledano), madre
de sus tres hijos que le sobreviven, Pablo, Pedro y Fernando.
A su regreso a México, contando menos de 30 años se reintegrará, en su carácter
de primer doctor en Sociología del país, a las dos instituciones en las que había
empezado a labrar su trayectoria, el Colmex y la UNAM. En su estancia parisina
se empapa del trato renado de la alta cultura (arte que ya venía prodigando desde
antes de su viaje a París, a través del cultivo cuidadoso, junto con su esposa Natacha,
de una fraterna y provechosa relación con otros integrantes y parejas intelectuales
del medio cultural mexicano, y también latinoamericano y del Caribe), así como de
un decisivo involucramiento en las tres materias que con mayor ahínco se empeñó
en profundizar desde aquellos tempranos años, pues como él mismo lo consigna:
“en París estudié losofía, sociología y marxismo” (González Casanova, 2009, 66).
El paso de su vinculación laboral con el Colmex (primero como becario) hacia una
dedicación cada vez más exclusiva con la UNAM, lo llevaría a forjarse una trayectoria
que lo ve pasar (a mediados de los años 50 del siglo pasado) de una contratación
parcial con el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc-UNAM) a un contrato
denitivo en el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS-UNAM). Su inserción al
medio universitario transcurre de la mano con su interlocución con destacados
integrantes del campo intelectual, cultural y literario del país (Alfonso Reyes, Jesús
Silva Herzog, Daniel Cosío Villegas, entre otros); en algunos casos hereda amistades
de su padre, en otros cultiva camaraderías que se fueron haciendo duraderas (Luis
Cardoza y Aragón y Lya Kostakowsky, Julio Le Riverend, entre otros). Sus primeras
reexiones se difunden en inuyentes revistas de nuestra universidad como la Revista
Mexicana de Sociología, Investigación Económica, Cuadernos Americanos, o a través